Bailando la orquesta del Titanic

Todos se quedaron boquiabiertos el día que la bailarina abdicó de su caja de música.

Mezcladas entre la rutina, sus piernas eran aún más bellas, y dirigían, rítmicas, los latidos de quienes la admiraban.

Se preguntarán qué fue de aquellos hombres, el día que la bailarina se dejó caer al suelo…

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