Mis alas volvieron rotas y entre otras cosas, ya no escriben con tinta de luz.


- Coleccionaba alas de chicas especiales, primero las seducía, a lo lejos, y cuando ellas descendían a su altura, apuntaba, a matar.

Deberías haberlo visto, apenas cabían más plumas bajo a su alfombra. Ninguna se conservaba blanca, todas rojas, nunca nada tan bonito debería lucir tan grotesco.

- ¿Y tu? ¿No eras especial?

- Quiero pensar que lo fui, pero imagino... que no estaba adiestrado para tratar con chicas con alas negras.

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