Me encantaría pasar contigo esta noche, y si todo sale bien, no tendría inconveniente en quererte el resto de mi vida


Y lo quiso, todas y cada una de las horas que le quedaron. Luego dejó sus restos en el andén y se subió al siguiente vagón que pasó.

A los seis metros apenas podía ya distinguir el color de las alas que tanto la habían maravillado; y así, a lo lejos, aquella mariposa le recordó a tantos moscones como había conocido.

Pobre viuda negra...


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