Se sentía preciosa allí sentada,
sin preguntar nada a un espejo
mudo,
sabiendo que la única mágica
era ella.
Se veía perfecta
cerrando los ojos,
apretándolos fuerte,
impidiendo que alguien
pudiera ver el caos que guardaban
impidiendo que alguien
quisiera ordenarlo.
Era ella,
delante de aquel retrato temporal,
solo suyo,
recordando que detrás de cada espejo,
se escondía siempre
una salida de emergencia.
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